El iusnaturalismo y los teóricos del contrato social fueron fundamentales para el desarrollo del liberalismo y su doctrina basada en la distinción entre la sociedad civil y el Estado. en Locke, encontramos la interpretación del derecho natural como una pretensión a unos derechos innatos e inviolables por parte del poder soberano, inherentes a cada individuo, como la propiedad privada. Locke es considerado como el padre del liberalismo político inglés, pero su importancia filosófica también se encuentra en la Revolución Francesa y la Revolución Americana, en relación con la defensa del derecho de resistencia en nombre de los derechos inalienables del hombre, como la libertad personal, el consentimiento y la propiedad (Sabine, 1945: 398).
La visión del estado de naturaleza en Locke comporta la existencia de un estado prepolítico en que el hombre posee una cierta sociabilidad, propiedad e idea de justicia derivada de la ley natural, para Locke el propósito no reside en la negación absoluta de tal estado a través de la construcción de un poder artificial, sino por medio de la constitución del poder político, la cura o solución a determinados defectos del mismo. Para Hobbes la ley natural aparece como el fundamento racional de la obediencia a las leyes civiles, pero nunca como límite al poder soberano. Su fundamentación es racional, mientras que en Locke la fundamentación de la ley natural es más de corte teológico. No obstante, la concepción de la ley natural en Locke conlleva a un resultado liberal, ya que se postula la inalienabilidad de la vida, la libertad y la propiedad, es decir, el derecho a tener derechos, la idea, tan fundamental hoy en día, de que los hombres tienen derechos anteriores a las obligaciones. En este sentido, para Locke hay una prioridad e irrenunciabilidad de los derechos fundamentales, pudiendo encontrar en esta visión los orígenes de la idea de los derechos humanos, como derechos previos y superiores al Estado. En el tránsito del estado de naturaleza al estado civil, en Locke los sujetos sólo renuncian a su derecho de constituirse como jueces y castigar al criminal, en Hobbes, en este tránsito los sujetos renuncian a todos sus derechos a favor del poder soberano. Tanto Hobbes como Locke afirman que la sociedad existe para proteger la propiedad. No obstante Locke considera al estado de naturaleza como un estado de paz y cooperación, definiendo a los derechos naturales como anteriores a la sociedad, en este caso, la propiedad. Lo social existe con anterioridad a lo estatal, al igual que una economía previa a la constitución del poder político. Por tanto, existe en Locke una inversión de la visión hobbesiana, ya que el Estado se constituye con el fin de proteger los derechos naturales del hombre. El problema central en Hobbes es el orden, la paz y la obediencia; en Locke, el problema central es cómo evitar que el poder se vuelva tiránico, que viole nuestra libertad, por tanto, postula el derecho de rebelarse contra aquel poder que se ha vuelto absoluto, arbitrario y tiránico, de modo que para Locke el mal mayor no es la guerra civil, como en Hobbes, sino la vida en un estado de opresión y arbitrariedad.
La visión del estado de naturaleza en Locke comporta la existencia de un estado prepolítico en que el hombre posee una cierta sociabilidad, propiedad e idea de justicia derivada de la ley natural, para Locke el propósito no reside en la negación absoluta de tal estado a través de la construcción de un poder artificial, sino por medio de la constitución del poder político, la cura o solución a determinados defectos del mismo. Para Hobbes la ley natural aparece como el fundamento racional de la obediencia a las leyes civiles, pero nunca como límite al poder soberano. Su fundamentación es racional, mientras que en Locke la fundamentación de la ley natural es más de corte teológico. No obstante, la concepción de la ley natural en Locke conlleva a un resultado liberal, ya que se postula la inalienabilidad de la vida, la libertad y la propiedad, es decir, el derecho a tener derechos, la idea, tan fundamental hoy en día, de que los hombres tienen derechos anteriores a las obligaciones. En este sentido, para Locke hay una prioridad e irrenunciabilidad de los derechos fundamentales, pudiendo encontrar en esta visión los orígenes de la idea de los derechos humanos, como derechos previos y superiores al Estado. En el tránsito del estado de naturaleza al estado civil, en Locke los sujetos sólo renuncian a su derecho de constituirse como jueces y castigar al criminal, en Hobbes, en este tránsito los sujetos renuncian a todos sus derechos a favor del poder soberano. Tanto Hobbes como Locke afirman que la sociedad existe para proteger la propiedad. No obstante Locke considera al estado de naturaleza como un estado de paz y cooperación, definiendo a los derechos naturales como anteriores a la sociedad, en este caso, la propiedad. Lo social existe con anterioridad a lo estatal, al igual que una economía previa a la constitución del poder político. Por tanto, existe en Locke una inversión de la visión hobbesiana, ya que el Estado se constituye con el fin de proteger los derechos naturales del hombre. El problema central en Hobbes es el orden, la paz y la obediencia; en Locke, el problema central es cómo evitar que el poder se vuelva tiránico, que viole nuestra libertad, por tanto, postula el derecho de rebelarse contra aquel poder que se ha vuelto absoluto, arbitrario y tiránico, de modo que para Locke el mal mayor no es la guerra civil, como en Hobbes, sino la vida en un estado de opresión y arbitrariedad.
1.1. Estado de naturaleza
En
su Two Treatises of Government,[1] Locke (1988: 269, §4)
define al estado de naturaleza (State of Nature) como un estado de perfecta libertad (State of perfect Freedom) de los hombres
para ordenar sus actos y propiedades como les parezca adecuado, dentro de los límites de la ley natural (within the bounds of the Law of Nature),
sin necesidad de pedir permiso o depender de la voluntad de otro hombre. Es un estado de igualdad (State of Equaliaty), donde el poder y la jurisdicción son
recíprocos. Los hombres aparecen como nacidos sin rango ni distinción, con
facultades iguales para participar de las ventajas de la naturaleza, formando
una comunidad de Naturaleza (Community of Nature). No obstante, Locke
aclara que aunque el estado de naturaleza es un estado de libertad no es un estado de licencia (not a State of License). El hombre posee en tal estado una libertad
sin control para disponer de su propiedad y sus bienes, no posee la libertad de destruirse a sí mismo (he
has not Liberty to destroy himself). De tal modo, el estado de naturaleza
posee una ley natural (Law of Nature) por la que se gobierna,
la cual busca la paz y la conservación de toda la humanidad, obligando a todos.
Para Locke, la ley natural coincide con la razón, enseñando que los seres
humanos son iguales e independientes, no debiendo dañar a otro en su vida,
salud, libertad o posesiones, a menos que se trate de hacer justicia a un
criminal (Offender). Para Locke, el
hombre es libre y racional por naturaleza, principios que gobiernan su
voluntad. En el estado de naturaleza, la ejecución de la ley natural
corresponde a todos los hombres, convirtiéndose en ejecutores de la ley natural (Executioner
of the Law of Nature) con el derecho
de castigar (right to punish) a
los transgresores de la ley para dificultar su violación, con el objeto de
proteger a los inocentes y contener a los criminales (preserve the innocent and restrain offenders). De tal modo, en el estado de naturaleza el
hombre llega a tener poder sobre otro, pero nos dice Locke, no se trata de un poder absoluto o arbitrario (Absolute or Arbitrary Power), que con un
ardor apasionado o una extravagancia ilimitada (passionate heats, or boundless extravagancy)
guíe su propia voluntad. El hombre tiene derecho a castigar, de acuerdo con el
dictado de la serena razón y conciencia, lo que es proporcional a su
transgresión, con el objeto de que sirva a su reparación y limitación (Reparation and Restraint). Al transgredir
la ley natural, el criminal (Offender) declara que vive de acuerdo
con otra ley, distinta a la ley de la razón y de la equidad común, para Locke,
de aquella ley que Dios estableció para los actos del hombre, por lo tanto, se
convierte en un degenerado (becomes degenerate), en una criatura nociva (noxious Creature), se convierte en un peligro para la humanidad (becomes dangerous to Mankind). De tal
modo, un asesino (Murderer), declara la guerra a la
humanidad (declared War against all
Mankind), al cometer una violencia injusta y muerte violenta contra otro,
ha renunciado a la razón, a la ley común y a la medida que Dios dio a la
humanidad. Por lo tanto, el asesino ha
renunciado a su humanidad, convirtiéndose en bestia salvaje (Savage Beast), como un león o un tigre.
La solución de Locke ante tal caso límite es establecer el derecho natural, del
cual cada hombre se constituye como ejecutor, para eliminar físicamente al
asesino. El castigo en el estado de naturaleza, tiene una triple función: primero,
reformar al criminal, haciendo que se arrepienta de su acto (as may make him repent the doing of it);
segundo, una función pedagógica al ser ejemplo para otros, de no cometer el mismo
daño (and by his Example others, from
doing the like mischief); tercero, destruir o eliminar al hombre que ha
renunciado a la razón y la ley común, al hombre que al convertirse en una
bestia salvaje pone en riesgo a la humanidad. Por otro lado, Locke distingue
dos derechos: el primero, el derecho al castigo, que corresponde a todos. El
segundo, el derecho a exigir reparación sólo corresponde a quien ha recibido el
daño.
Locke
evita examinar en detalle la ley de la
naturaleza, no obstante nos dice que ciertamente existe, siendo evidente para
un ser racional y estudioso de aquella, como las leyes positivas de los Estados
(as the positive Laws of Common-wealths).
La objeción principal que John Locke encuentra en el estado natural, es que
cada hombre se convierte en ejecutor de la misma. La visión positiva y mesurada
del hombre que recorría los anteriores parágrafos dan paso a la visión de un
hombre que puede ser dominado por el amor propio, la pasión y la venganza, por
lo que en caso de juzgar lo harán con parcialidad a favor de ellos mismos y sus
amigos, lo que dificulta que actúen como jueces
de sus propias causas (Judges in
their own Cases). De tal modo, ante tal inconveniente del estado de
naturaleza, surge el gobierno civil (Civil Government), como remedio de los
males que se derivan de que los hombres sean jueces de sus propias causas. En
este pasaje, Locke comienza a esbozar la crítica al poder monárquico, ya que en
éste un único hombre ejerce el mando sobre una multitud, gozando de la libertad
de ser juez de su propia causa, por lo que se pregunta cuál es la diferencia
entre ese género de gobierno civil y el estado de naturaleza. Finalmente,
en el parágrafo 14, Locke reflexiona en torno al carácter empírico del estado
de naturaleza, afirmando que es evidente que siempre han existido hombres en
tal estado: “That since all Princes and Rulers of Independent Governments all through the Word, are in
State of Nature, ´tis plain the World never was, nor ever will be, without Numbers
of Men in that State”. Respecto
a la propiedad, Locke argumenta que ésta fue dada en común a los hombres por
Dios, y que sólo el trabajo hace que cada hombre pueda sacar un determinado
bien del estado de Naturaleza en que fue producido para ser considerado como su
propiedad. La Ley Natural establece
un derecho a la propiedad y un límite a la misma: el hombre puede apropiarse de
las cosas de su trabajo en la medida exacta de sus necesidades
El
Estado de Guerra es definido por Locke como un estado de enemistad y destrucción (State of Enmity and Destruction), basado en la razonabilidad y
justicia del derecho de destruir aquello que nos amenaza con la destrucción.
Para Locke existe una Ley fundamental de
la Naturaleza (Fundamental Law of
Nature) que establece que el derecho del hombre a la autodefensa, pudiendo
destruir al hombre a quien le hace la guerra, quien se ha transformado en una
bestia, como un lobo o un león.[2] Locke argumenta en estos pasajes
contra el poder absoluto (Absolute Power), el cual atenta contra
el derecho a la libertad para
conducir finalmente a la esclavitud, para Locke la libertad es la base de todo. De tal modo, tanto
en el estado de naturaleza como en el estado civil, un poder absoluto que
arrebate la libertad a los miembros de la sociedad se coloca en estado de
guerra respecto a los hombres. Ahora bien, para Locke el estado de naturaleza
debe distinguirse del estado de guerra, ya que el estado de naturaleza supone
la sociabilidad y razonabilidad del hombre, aunque se caracteriza por la
ausencia de autoridad o jefe en común. El Estado de guerra surge cuando una
persona ejerce su fuerza ilegalmente sobre otra, o intenta arrebatarle su
libertad, sin que se pueda recurrir a un juez para que intervenga.
1.2 Constitución de la Sociedad Política
John Locke (1988: 268, §3) define al poder político como: “Political power then I take to be a Right of making Laws with Penalties of
Death, and consequently all less Penalties, for the Regulating and Preserving
of Property, and of employing the force of the Community, in the Execution of
such Laws, and in the defense of the Common-wealth from Foreign Injury, and all
this only for the Public Good”. La sociedad política se constituye donde
los hombres renuncian a su poder natural de defender su propiedad, así como de
juzgar y castigar los quebrantamientos a la Ley Natural, entregando tal poder a
la comunidad. Los hombres renuncian a
su libertad natural en razón de la inseguridad y el continuo peligro que supone
la vida en el estado de Naturaleza, donde los hombres no observan estrictamente
la equidad y la justicia. La constitución de la sociedad política se fundamenta
en el consentimiento de hombres
libres (“the beginning of Politic Society
depends upon the consent of the
Individuals”), lo que a su vez comporta el principio de un gobierno legítimo (lawful Government).[3] Este es el origen del poder legislativo y el poder ejecutivo de la sociedad civil,
que tiene que juzgar, de acuerdo con las leyes establecidas, el castigo a los
miembros de la sociedad o respecto a transgresiones exteriores por parte de
hombres que no forman parte de la comunidad. La comunidad se convierte entonces
en árbitro y juez, interpretando las leyes generales y autorizando la
intermediación de determinados hombres para ejecutarlas, concediéndoles la
posibilidad, cuando es necesario, de emplear para ello toda la fuerza de todos
los miembros de la comunidad. De tal modo, la comunidad resuelve las
diferencias que puedan surgir entre los hombres en el ámbito del derecho y
castiga a quienes violan la ley. La sociedad civil se caracteriza entonces por
la existencia en una comunidad de una ley común sancionada y un organismo
judicial, con autoridad de decisión e imposición de castigos, al que recurrir.
En cambio, los hombres que viven en el estado de naturaleza no cuentan con
ningún juez a quien apelar, convirtiéndose cada uno en juez y ejecutor de la
ley natural. Para Locke, la finalidad de la sociedad civil es evitar y remediar los inconvenientes del
estado de Naturaleza (to avoid and
remedy tose inconveniencies of the State of Nature), que surgen
necesariamente cuando los hombres son jueces de su propia causa. En este
sentido, Locke contrapone a la monarquía absoluta de la sociedad civil como dos
estados incompatibles, ya que entre el rey absoluto y los súbditos no existe un
juez o arbitro que pueda decidir las diferencias y conflictos que surjan entre
ambos. Ese rey absoluto se encuentra por tanto en estado de Naturaleza en relación
con sus súbditos y el resto del mundo.
Para
Locke, la palabra Commonwealth no denota una forma específica de gobierno,
como una democracia, sino una comunidad
independiente (Independent Community),
llamada por los latinos civitas. El
Estado (Commonwealth) posee el poder
de fijar el castigo a las trasgresiones a la ley, por lo tanto, posee el poder de hacer las leyes (power of
making Laws). Así mismo, este poder de castigo se
extiende a aquellos transgresores que no pertenecen a la comunidad, esto es, el poder de paz y guerra (power of War and Peace). Para Locke,
ambos poderes tienen como objeto principal defender
la propiedad de todos los miembros de dicha sociedad: “Government has no other end but the preservation of Property”
(1988: 329, §94).[4]
Asimismo, esta es la finalidad “máxima y principal”, nos dice Locke, por la
cual los hombres buscan reunirse en el Estado o comunidad, sometiéndose a un
gobierno para salvaguardar sus bienes. Por otro lado, los representantes de
ambos poderes tienen como fin la búsqueda del bien común (common good),
quedando obligados a salvaguardar la propiedad de todos los miembros. Locke
argumenta constantemente contra el poder
arbitrario, incluso desacredita la capacidad del poder paternal (Paternal
Power) de decidir arbitrariamente sobre la libertad, derechos y vida del
hijo, sobre todo cuando éste ha salido ya del estado de minoría de edad. Para
Locke, hay que distinguir entre el poder
político y el poder paternal.
En
este sentido los poderes de la comunidad política no se constituyen como
poderes arbitrarios sino como poderes limitados a determinados fines y
funciones. Por su parte, el poder
legislativo se encuentra sometido a restricciones, en primer lugar, a no
ser un poder arbitrario (Arbitrary Power) sobre la vida y
propiedad de los miembros de la sociedad, ya que este poder no puede
constituirse como superior al que los individuos renunciaron en el estado de
Naturaleza, de modo que el poder legislativo: “is limited to the public good of the Society” (1988: 357, §135).
Para Locke, no dejan de tener fuerza, cuando se entra en sociedad, las
obligaciones que dimanan de las Ley de la Naturaleza, la cual subsiste como una
“norma eterna para todos los hombres”. La ley fundamental de la Naturaleza es
la conservación del género humano,
siendo así mismo ésta una manifestación de la voluntad divina, que en ningún
momento puede tener validez frente a ella ningún decreto humano. El segundo
límite al poder legislativo que Locke establece, es que éste no puede
atribuirse la facultad de gobernar por decretos improvisados y arbitrarios,
sino a establecer derechos mediante leyes fijas y promulgadas, aplicadas por
jueces conocidos y señalados, para Locke este principio tiene validez en
cualquier forma de gobierno por la cual se rija la comunidad política. El
tercer límite al poder supremo no puede arrebatar ninguna parte de sus
propiedades a un hombre sin el consentimiento de éste. El poder supremo o
legislativo de una sociedad carece de la facultad de disponer arbitrariamente de los bienes, o
parte de estos, de sus súbditos, ya que la protección de la propiedad ha sido
el principal objetivo de la constitución de la Sociedad Política. En cuarto
lugar, el poder legislativo no puede transferir a otro poder la facultad de
hacer las leyes, ya que este es un poder que posee únicamente por delegación
del pueblo. Respeto al poder ejecutivo,
éste es definido por Locke como aquel que tiene el derecho de señalar cómo debe
emplearse la fuerza de la comunidad política y los miembros de la misma. Este
poder debe estar separado del poder legislativo, ya que existe el riesgo de que
si el poder legislativo elabora y aplica las leyes lo haga en razón de sus
intereses particulares. En este
sentido, el poder ejecutivo debe gobernar mediante leyes fijas y establecidas (established
standing Laws), promulgadas y reconocidas por el pueblo, y no mediante
decretos extemporáneos.
1.4 Decadencia y destrucción del poder soberano
Para
Locke, el poder legislativo, considerado como el poder supremo, y el poder
ejecutivo se encuentran subordinados a la comunidad política. El pueblo (the People) posee el poder
supremo (Supreme Power) de
apartar o cambiar a los legisladores si consideran que se han apartado del
objetivo que les ha sido confiado. De tal modo, el poder retorna a quienes lo
entregaron, puesto que para Locke no se puede renunciar al derecho de
autoconservación, pudiendo confiarlo de nuevo a personas que juzguen capaces de
llevar a cabo las funciones esenciales de la sociedad política. Así,
Locke afirma que la comunidad es siempre
el poder supremo (“the Community may
be said in this respect to be always the Supreme Power”). El poder despótico es definido por
Locke como el poder absoluto y arbitrario “Despotical
Power is an Absolute, Arbitrary Power” (1988: 382, §172). El poder
despótico es un poder que la Naturaleza no otorga, ya que ésta no establece
entre los hombres tal condición y ningún pacto puede establecerlas. Por
ejemplo, señala Locke, nadie posee un poder arbitrario sobre su propia vida,
por tanto no puede transferirlo a otra persona. El poder despótico implica para
Locke una pérdida de libertad en beneficio de los amos, así mismo, tiene como
condición característica que existe sobre aquellos hombres que carecen de
propiedad. Locke considera que los príncipes debes obedecer a “las leyes de
Dios” y de la Naturaleza, siendo que nadie, ningún poder, puede sustraerse a
las obligaciones de aquella ley eterna.
La
tiranía es definida por Locke como el ejercicio del poder fuera del Derecho: “wherever Law ends, Tyranny begins” (1988:
400, §201), siendo que quien ejerce el poder de tal modo lo hace en razón de
sus intereses particulares y no del bien común.[5] Locke considera que
cualquier forma de gobierno, y no sólo la monarquía, pueden convertirse en
tiranías cuando el poder se ejerce fuera del Derecho, cuando el poder se vuelve
despótico y arbitrario. Cuando el poder se ha vuelto tiránico se le puede ofrecer resistencia (“may be opposed”), como a cualquiera que
atropella por la fuerza nuestro derecho.[6] Este derecho a la
resistencia sólo debe ser ejercido contra la fuerza ilegal e injusta. Para Locke, esta doctrina de la legitimidad de la resistencia (Doctrine of the lawfulness of resisting) no debe conducir a la
desorganización del gobierno o a la anarquía por cuestiones baladíes, la fuerza
sólo debe emplearse cuando se ve impedido a apelar a la justicia.
Para
Locke hay que distinguir entre una disolución del gobierno de una disolución de
la sociedad, la cual puede acontecer por ejemplo por la invasión de una
potencia extranjera El gobierno se disuelve, en primera instancia, cuando el
poder legislativo ha sufrido una alteración, ya que para Locke este poder es el
poder supremo de la sociedad política, el cual da forma, vida y unidad a la
comunidad política. El gobierno se disuelve cuando el poder legislativo es
derribado o disuelto. Dentro de esta primera instancia, el gobierno también se
disuelve cuando el poder ejecutivo cesa de cumplir con sus obligaciones, al
punto que las leyes existentes dejan de aplicarse. Para Locke, las leyes son
los lazos con que la sociedad mantiene a cada parte del cuerpo político en su
lugar, cuando las leyes cesan de aplicarse, el gobierno se disuelve y con ello
la sociedad también, convirtiéndose en “una
multitud confusa, sin orden ni unión” (“become
a confused Multitude, without Order or Connexion”). En segunda instancia,
el gobierno se disuelve cuando el poder legislativo o el monarca actúan en
forma contraria a su misión. El poder legislativo actúa de manera contraria a
su misión fundamentalmente cuando invade la propiedad de los miembros de la
sociedad, cuando se convierte en un poder arbitrario, en un poder absoluto
sobre las vidas, libertades y bienes del pueblo. Para Locke, la anterior
consideración también puede ser aplicada en relación con el poder ejecutivo. En
última instancia, el pueblo siempre conserva la facultad de instituir un nuevo
poder legislativo distinto del anterior, mediante el cambio de sus representantes
o por el cambio de forma, de modo que lo crea más conveniente en razón de su
seguridad y bienestar.
Ashcraft, Richard (1994): “Locke´s
political philosophy”, en Chappell, Vere (ed.), The Cambridge Companion to Locke. Cambridge-New York: Cambridge
University Press, p. 226-251.
Locke, John (1988): Two
Treatises of Government. Student Edition. Introduction and notes by Peter
Laslett. Cambridge: Cambridge University Press.
Sabine,
George H (1945): Historia de
la teoría política. México: Fondo de Cultura Económica.
[1]
Peter Laslett, en su Introducción a los Two
Treatises, de la edición citada aquí de Cambridge (1998), comenta que Locke
negó sistemáticamente la autoría de esta obra, aunque ésta fue conocida
generalizadamente. El esfuerzo de Locke por no ser reconocido como su autor fue
notable: “And he persisted in all his
other exasperating attempts to conceal it, in a way which can only be called
abnormal, obsessive”, al grado de que Locke catalogó a esta obra, en todas
sus ediciones, en la sección “anónimos” de su biblioteca personal. Uno de los
principales problemas en torno a esta obra, fueron las numerosas ediciones y
correcciones que no pudieron satisfacer a un exigente Locke: “But even this did not satisfy to Locke, who
seems to have had a estandar of perfection above the resources of te printers
of his time” (1988:9).
[2] “For quitting reason, which is the rule given between Man and Man, and
using force the way of Beasts, he becomes liable to be destroyed by him he uses
force against, as any savage ravenous Beast, that is dangerous to his being” (Locke,
1988: 389, §181)
[3]
Ashcraft (1994: 229) nos dice que para Locke, respecto a los pensadores
cristianos medievales, la autoridad política deriva de Dios o del pueblo. Locke
rechaza la teoría del derecho divino de Robert Filmer, argumentando que el
consentimiento del pueblo es el origen principal de la autoridad política. Para
Ashcraft, esta proposición de Locke comporta una escisión respecto al
pensamiento político medieval.
[4] “Interestingly, ‘property’ is
a concept that is crucial to both aspects of Locke´s argument in the Two Treatises. On the one hand, Locke
maintains that an elected legislative assembly is essential to the protection
and security of the property rights of individuals in Restoration England, and,
on the other, he argues that property ownership precedes the establishment of
political society and therefore must be understood in terms of the moral
principles pertaining to the rights and duties of individuals and the origins
of political society” (Ashcraft, 1998: 236).
[5] “Since this transformation from ruler to tyrant changes his status from
a ‘public’ to a ´private´ person, as the latter, he has no ‘right’ to use force
against the people. Indeed, the people have a right to defend themselves, and
thus to resist with force the actions of a tyrant” (Ashcraft, 1998: 230).
[6]
Ashcraft (1994: 227) considera que el objetivo político más importante de Locke
al escribir Two Treatises, fue
proporcionar una justificación para la resistencia activa a la autoridad
ilegitima del rey, que las acciones del rey pueden ser resistidas cuando éste
se ha convertido en un tirano: “Locke´s
effort to supply a justification for active resistance to the illegitimate
authority of the king”. Por consiguiente, en adelante Locke intenta
proporcionar una justificación general de la resistencia a la tiranía. Por su parte,
Sabine (1945: 395) argumenta que el propósito de Locke es defender el derecho
moral de la revolución, de aquí que al final de su Segundo Tratado hablara del
derecho a resistir la tiranía. No
obstante, Sabine señala que Locke era un hombre cauto y moderado, no estando
dispuesto a fomentar la licencia ni siquiera a pesar de que tenía que defender
una revolución. La Revolución inglesa, nos dice Sabine, no rompió violentamente
con la tradición del gobierno inglés y paralelamente Locke, su expositor filosófico,
“fue el más conservador de los revolucionarios”.
Notas sobre la teoría contractualista de John Locke. by Jose Lira is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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