Dr. José Lira
En la educación universitaria actual ha sido altamente cuestionado el papel de la educación tradicional centrada en el profesor, quien habría de transmitir verticalmente el conocimiento de su área disciplinar a un alumnado pasivo. La educación tradicional es incompatible también con el impulso necesario para consolidar una universidad cuyo núcleo es la investigación. El objetivo de las universidades centradas en la investigación es la creación de nuevo conocimiento, considerando como la cualificación principal de sus miembros las capacidades de investigación (Boyer, 1998: 2). Esto nos lleva a preguntarnos sobre cuáles son las características de una educación basada en la investigación y cómo incide en las técnicas pedagógicas dentro del aula y en la misma organización disciplinar de la universidad. En este ensayo acentuamos la necesaria vinculación entre enseñanza e investigación, reflexionamos sobre las estrategias que debemos implementar dentro del aula y en el diseño de nuestros programas disciplinares para involucrar activamente a los alumnos en el proceso de investigación, con el objetivo de formarlos como investigadores que en el futuro encontrarán soluciones innovadoras a problemas sociales, i.e. como creadores de conocimiento.
El aprendizaje basado en la investigación nos lleva a pensar sobre la vinculación entre enseñanza e investigación. Como Marinia Nehme (2012: 1) señala, la integración entre investigación y enseñanza ha sido ampliamente promovida y adoptada como norma a lo largo del mundo. Personalmente considero que existe efectivamente un nexo o vinculación positiva entre ambos ámbitos en el nivel licenciatura y de posgrado. El profesor debe centrarse no sólo en la enseñanza de los contenidos curriculares del curso, sino que éste se encuentra también involucrado en procesos de creación de nuevo conocimiento emprendiendo investigaciones en el campo de su especialidad, escribiendo artículos, libros y participando en congresos de carácter internacional. Nehme (2012: 8) distingue entre teaching universities y research universities, considero que una universidad que se encuentra basada en la creación de nuevo conocimiento y en la generación innovadora de soluciones para problemas sociales y económicos como el Tec de Monterrey debe ser comprendida como una universidad basada en la investigación, y no simplemente un centro de enseñanza (López, 2015: 206).
En una universidad centrada en la investigación su calidad es medida por la productividad de sus facultades en la investigación, por la cantidad y calidad de investigación por parte de sus departamentos y estudiantes, en la forma de libros, artículos científicos y trabajos en los estén siendo citados (Boyer, 1998: 2). En este proceso los alumnos deben jugar un papel fundamental, mismo que debe desarrollarse en su trayectoria universitaria, desde los primeros ejercicios de investigación guiados por el profesor, hasta su inclusión más profunda en los procesos de investigación como asistente o coautor. Como señala la Comisión Boyer, las universidades son ecosistemas donde todos deben ser personas dirigidas al aprendizaje y al descubrimiento. Como profesores es nuestra responsabilidad incluir y formar a los alumnos en esta empresa en común. No debe producirse una desconexión entre la formación de los alumnos de licenciatura y la creación de investigación futura en la universidad (Boyer, 1998: 10). En este proceso los alumnos deben comenzar a desarrollar un rol activo más que meramente pasivo. Uno de los aspectos centrales de ese proceso es no sólo la formación del estudiante en los procesos y mecánica inherente de la investigación científica, como la exploración e identificación del problema, la evaluación de los métodos de investigación a utilizar, la obtención y análisis de datos y evidencia, el desarrollo de conclusiones y resultados (Lee, 2012: 8). Como parte de estas habilidades fundamentales de investigación, el alumno debe aprender simultáneamente habilidades de comunicación oral y escrita que serán fundamentales en el futuro cuando deba transmitir los resultados de las investigaciones que desarrolle.
Como guía para este proceso, la Comisión Boyer elabora una serie de recomendaciones centrales para lograr una educación basada en la investigación y centrada en el desarrollo de habilidades dirigidas a la investigación en los estudiantes. Una de estas recomendaciones es convertir en un estándar al Research-based Learning (aprendizaje basado en la investigación), el cual comprende al aprendizaje como un proceso basado en el descubrimiento guiado por un mentor más que en la mera transmisión de información. Uno de los primeros pasos para la instauración de este modelo es involucrar al alumnos en los procesos de investigación, los cuales son complejos y comprenden diversas áreas en las que los alumnos pueden participar bajo distintos roles y esquemas, no perdiendo de vista que el objetivo es formar desde un momento temprano al estudiante universitario en la investigación científica, desde invitarlo o incluirlo en los seminarios de investigación con estudiantes más avanzados, incluirlos en el proceso de búsqueda de fuentes o análisis de información o en su participación como asistentes con algún profesor investigador que simultáneamente desempeñe el rol de mentor o tutor del alumno.
Justamente la Comisión Boyer sugiere la implementación de un sistema de tutoreo en el que cada alumno pueda tener la guía de un miembro de la facultad o departamento, el cual puede evaluar y apreciar el desarrollo de la situación del estudiante universitario, ayudando en este proceso al establecer estándares académicos, ofrecer consejo, motivación y crítica (Boyer, 1998: 22). La Comisión Boyer sugiere que este proceso debe iniciar desde las primeras etapas en el inicio de la trayectoria académica del estudiante universitario, en este sentido considero también importante hacer énfasis en otro aspecto que este informe menciona: la interdisciplinariedad. Considero que como profesores-tutores-investigadores debemos analizar los temas que son de interés para el alumno y remarcar siempre la importancia del diálogo con otras disciplinas y áreas de conocimiento, ya que esto conducirá a mejores investigaciones y mejor comunicación entre los miembros de la comunidad universitaria. Hoy en día es difícil mantenerse estrictamente dentro de los límites de la propia disciplina, este diálogo es necesario para impulsar mejores investigaciones.
Marinia Nehme (2012: 13) nos ofrece un esquema interesante sobre las estrategias que podemos utilizar como profesores investigadores para vincular enseñanza e investigación. Tal esquema está compuesto por tres modelos: research-led, research-oriented y research based. El modelo research-led el contenido de la enseñanza se nutre de la investigación conducida por la enseñanza académica de un tema, proceso en el que los estudiantes aprenderán acerca de los resultados de tal investigación. En el modelo research-oriented los estudiantes aprenden acerca del proceso de investigación, con lo que la estructura curricular no se fundamenta sólo en la transmisión de conocimiento sino en los procesos en los cuales este se origina, con lo que los académicos pueden promover el ethos o forma de vida académica centrada en la investigación. El modelo research-based se fundamenta en el aprendizaje basado en la investigación, organizando la clase de modo que se busque desarrollar una disposición a la investigación por parte de los estudiantes. El contenido de la materia es entonces diseñado con base en las actividades de investigación. Finalmente, Nehme menciona otro posible modelo: el research-tutored teaching, el cual hace énfasis en las habilidades de escritura y análisis impulsando a los estudiantes a ser partícipes de la investigación.
Otro de los aspectos del informe de la Comisión Boyer con el que pude reflexionar fue la utilización de las tecnologías de la información en todo este proceso. Un punto importante es que las universidades y las facultades deben integrar la tecnología en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en la investigación y por ende también en el sistema de tutoreo. No obstante, la utilización de la tecnología no debe ser un substituto de las pautas centrales de este proceso sino una herramienta que lo potencialice. Por ejemplo, en el caso de los estudiantes que comienzan su trayectoria en el mundo de la investigación, deben desarrollar las habilidades adecuadas para analizar, discriminar, evaluar y utilizar la masiva información que en la actualidad esta disponible a través de estos medios.
En este sentido, uno de los aspectos también importante es la comprensión de la universidad como una comunidad de aprendizaje e investigación, en el que estudiantes universitarios, profesores investigadores y toda la comunidad que hace posible ese proceso se involucre activamente en el logro de los objetivos de la institución, que es la creación de nuevos conocimientos e innovaciones en diversos campos del saber humano. Esta comunidad siempre debe construirse desde el respeto hacia la identidad, origen cultural y racial de los miembros de la comunidad, desde el respeto a la dignidad y sin perder el sentido humano. Esta reflexión se encuentra enmarcada dentro del ámbito de la ética. La vinculación entre enseñanza e investigación implica también, desde mi punto de vista, la formación en valores del futuro investigador. La investigación se fundamenta también en valores éticos, como el reconocimiento del trabajo de otros, el respeto a la dignidad y a la diversidad, así como la propia ética del trabajo del investigador. Como profesores-investigadores podemos inculcar tales valores a los estudiantes universitarios a través de su integración en los procesos de creación del conocimiento, estos capacidades se relacionan con el conjunto identificado por Lee (2012: 6) como aquellas relacionadas con el trabajo y la comunidad, habilidades y capacidades que los conducen a realizar juicios y decisiones correctas que impulsan su madurez y crecimiento intelectual.
Como conclusión de este ensayo afirmo la necesaria vinculación entre enseñanza e investigación. Una universidad basada en la investigación debe promover los procesos de creación del conocimiento desde los primeros momentos de la formación del estudiante universitario, primero proporcionándole las herramientas propias del pensamiento crítico: observación, comparación, relación, análisis y evaluación de información, así como propuesta de solución a problemas. Los profesores investigadores debemos ser participes de modo importante en este proceso, involucrando y dirigiendo al alumnos en actividades de investigación universitaria. Uno de los primeros pasos de este proceso es el tutoreo o guía del alumno en sus primeras investigaciones en torno a temas o tópicos específicos de la materia o área disciplinar. Posteriormente, podemos integrar al alumno en niveles más altos y complejos de la investigación científica y humanística, procurando que juegue un rol central en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Referencias bibliográficas
Boyer Commission on Educating Undergraduates in the Research University (1998): Reinventing Undergraduate Education: A Blueprint for America's Research Universities. New York: State University of New York.
Lee, Virginia S (2012): “What is Inquiry-Guided Learning?”. New Directions for Teaching and Learning 2012 (129), pp. 5-14.
López G., Ernesto (2015): “Conectando investigación y docencia en la universidad: teaching research nexus" Teor. educ. 27, 2-2015, pp. 203-220.
Nehme, Marinia (2012): “"he Nexus Between Teaching and Research: Easier Said Than Done". Legal Education Review 241.
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