“—Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo”. Pierre Anthon.
Pierre
Anthon como el león absoluto. Anthon encarna la expresión radical de un nihilismo
pasivo, de aquella segunda etapa del espíritu en el Zaratustra de Nietzsche: el
león. Anthon es el negador absoluto, un espíritu que navega en la
indeterminación del pensamiento: nada importa, no merece la pena hacer
nada. Él se ha transformado en la pura indeterminación, en el
pensamiento que niega concretarse en el mundo. Por otro lado, en esta etapa de
la transformación del espíritu, encontramos la intuición nietzscheana del
eterno retorno: ¡Todo esto ya ha sucedido antes! El teatro del
sinsentido y del absurdo se actualiza y repite en el mundo.
El mundo
como teatro y comedia. Anthon como el negador absoluto puede otear el mundo
desde la cima de un ciruelo, puede observar como espectador el teatro de lo
cotidiano, aquel teatro que consiste sólo en fingir y en ser el mejor en ello.
Se trata de la acción teatral en la que cada quien interpretamos un papel con
su máscara y pantomimas apropiadas. Ante el cuestionamiento radical de un
negador absoluto no queda más que la violencia, apedrear a aquel que intenta
ver más allá de la cueva.
Un león
en un mundo reificado. La negación absoluta de Anthon conduce a la búsqueda
de significado, a la pregunta por aquello que es más
importante para cada uno de nosotros. La tragedia del teatro del absurdo se
cifra en aquel proceso de abstracción real en el que nuestro significado se
comercializa. Los personajes del mundo cosificado cifran su felicidad en
objetos, transforman sus sueños y su ser en objetos que pueden comercializarse
o monetizarse: la búsqueda de sentido vende. El teatro del absurdo se
transforma en el circo de la sociedad de masas, en aquella sociedad del
espectáculo guiada por lo que Heidegger llamó el pensamiento
del Uno.
Decir sí
a la vida, de León a niño. El teatro del absurdo no admite la existencia
de leones radicales, a la negación absoluta antepone otra negación violenta que
aniquila. No obstante, Nada debe abrir paso a la superación de
este nihilismo pasivo, de la indeterminación del espíritu. Nada nos
pone en perspectiva ante la búsqueda de sentido y significado en un mundo
cosificado, nos pone ante las perspectiva necesaria de alcanzar la siguiente
transformación nietzscheana del espíritu: el decir sí a la vida.
José Lira R., 2019.
Breve comentario de Nada (Janne Teller, 2000) by José Lira is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario