Ruth Otte, en la Enciclopedia de obras de filosofía, nos dice que Gianni Vattimo es un destacado representante de la filosofía italiana contemporánea. El núcleo de su pensamiento filosófico es la crítica a la metafísica y a la modernidad repensando la filosofía nietzscheana y heideggeriana. Nació en Torino en 1936, estudió a los clásicos bajo la conducción de su maestro Luigi Pareyson, y posteriormente a Heidegger y Nietzsche, bajo la dirección de H.G. Gadamer, como becario en Heidelberg desde 1961. Teresa Oñate, doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, señala que desde 1964 es profesor de Estética en la Universidad de Turín y desde 1982 profesor de Filosofía teorética en la misma universidad, y de 1982 a 1984 director de la Facultad de Letras de Turín. Por otra parte Gianni Vattimo ha ejercido como profesor invitado en distintas universidades estadounidenses e impartido lecciones en universidades europeas y latinoamericanas. Ha participado en el debate cultural y político de Italia en su calidad de columnista del periódico La Stampa, además de participar en debates con filósofos españoles, particularmente publicados en el diario El País. Entre sus obras principales están La aventura de la diferencia (La avventure della differenza, 1980), El pensamiento débil (Pensiero debole, 1983), El fin de la modernidad (La fine de la modernità, 1985), La sociedad transparente (La società trasparente, 1989) y Ética de la interpretación (Etica dell´interpretazione, 1996).
En la obra que ahora nos ocupa, La sociedad transparente, Vattimo critica a los enfoques neokantianos que a través de una teoría del dialogo, en un horizonte de comunicación ilimitada, construye un ideal de sujeto, de una moderna y racional, en sentido weberiano, sociedad transparente. Este ideal es quebrado por la posmoderna sociedad de los mass media. Una constelación caótica, donde se exteriorizan múltiples Weltanschauungen, determina la imposibilidad del ideal de transparencia de un Habermas o un Apel, en su lugar el mundo es convertido dionisíacamente en fábula, en el espacio de una verdad y un sujeto débiles, de una ontología actual.
La génesis de la posmodernidad es referida por Vattimo a la disolución de la historia como proceso unitario, identificada con Occidente y con el hombre europeo moderno, excluyente de la visión de la periferia. La historia, como un único proceso de Aufklärung y de emancipación de la razón, sustrato del ideal de una sociedad trasparente, es disuelta en una constelación de perspectivas e imágenes que sólo una proyección metanarrativa puede unificar violentamente. Uno de los motivos centrales del posmodernismo se configura aquí: El rechazo a un acto violento de un proyecto que pretende constituirse en instancia de universalidad en un mundo heterogéneo.
En aquella constelación caótica de Weltanschauungen, Vattimo hace descansar las esperanzas en torno a la emancipación, que en la posmodernidad sólo es posible en el efecto de oscilación entre la pertenencia y el extrañamiento. La experiencia oscilatoria posibilita la liberación de diferencias y dialectos locales, en un reconocimiento de la multiplicidad del mundo y la realidad, pero que, por otra parte, produce un efecto de extrañamiento, esto es, el reconocer la contingencia y particularidad de la propia Weltanschauungen. Esta experiencia oscilatoria contiene un chance emancipatorio posmetafísico, ajeno a la reapropiación de la dialéctica marxista. Los proyecto unitarios, en sentido homogeneizante y violento, pierden legitimidad para la constelación de Weltanschauungen. La realidad posmoderna se artícula en el entrecruzamiento de múltiples imágenes, interpretaciones y reconstrucciones sin coordinación central.
Como otros pensadores de la posmodernidad, en esta obra Vattimo teoriza sobre el ámbito estético en este periódo. El efecto oscilatorio posmoderno determinado por la sociedad de los mass-media modifica el Wessen del arte. La experiencia estética posmoderna se muestra como una experiencia de desarraigo. El arte posmoderno no corresponde a un proceso de búsqueda kantiana de lo bello o en términos de Geborgenheit, Einbindung o Schlichtung, tampoco da cuenta en sentido pleno de la catarsis aristotélica, sino que ésta sólo puede tener lugar como un ejercicio de extrañamiento, de reconocimiento de la finitud y contingencia. Vattimo postula que el Wessen del arte posmoderno sólo puede tener lugar como producto del entrecruzarse del Shock benjamineano (la problemática en torno a la Kunstwerk en la era de su reproducibilidad técnica) y el Stoss heideggeriano (desarraigo-oscilación, angustia y experiencia de la mortalidad).
José Lira, 2011.
Gianni Vattimo, La sociedad transparente (1989). by Jose Lira is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Estariamos hablando de inclusiòn o exclusiòn, en la practica en algun momento podrìa ser posible, tal vez en las nuevas generaciones, donde lo material no sea lo prioritario.
ResponderEliminarAnónimo no tiene idea de nada
ResponderEliminarMe fue difícil entender la pregunta de anónimo, aunque me perece familiar su forma de escribir. Si no me equivoco, te mando un abrazo L.O. y espero leer algún poema tuyo en los conocidos muros, aunque sería mejor en un blog para que el viento no se los lleve.
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